Los políticos de ahora ya no son inteligentes
Atrás quedó la “dinastía” de ilustres de la política, aquéllos que casi eran proyecto de sabios
Al parecer al electorado peruano poco le importa que su representante, sí, el congresista “que es su voz en el escaño del congreso”, sea una lumbrera, esté empapado de los temas coyunturales y del rumbo del Perú en los próximos 20 años, o quizás más.
Aparentemente, lo más importante es lo “mediático que sea”. Mientras más mediático más “cerca del pueblo” y, por lo tanto, más probabilidades de ser elegido como congresista.
¿Qué es lo que pasa en el electorado peruano que poco le importa si “hace algo o no”?. ¿Será que en el fondo, sabe que su representante no hará nada?.
Atrás quedó la dinastía de ilustres de la política, un Luis Alberto Sánchez, otrora rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Donde escuchar sus intervenciones era casi pedagógico.
Hoy, entre los congresistas “más votados”, tenemos algunos personajes que no pueden articular más de dos palabras con sensatez, y esto no porque tenga problemas de expresión del lenguaje, sino porque aparentemente su sinapsis no le permite tener una retórica más allá de lo mínimo exigido, a pesar de tener estudios en el extranjero.
Vargas Llosa, en su novela, Conversación en la Catedral, tiene una frase extraordinaria, “Cuándo fue que se jodió el Perú”. Si lo parafraseamos podría decirse, ¿cuándo fue qué se jodió el Congreso de la República?.
En psicología, para ver o analizar lo que ocurre en las personas, es importante ver la estructura y no sólo la conducta. Quizás la pregunta más importante sería: ¿Qué hicieron los ilustres congresistas de antaño para que se jodiera tanto el actual Congreso de la República?. ¿Acaso inconscientemente no querían que nadie los supere y se cercioraron (obviamente inconscientemente) que los nuevos representantes del hemiciclo sean los menos idóneos posibles y quizás casi mononeuronales?.
¿Qué es lo que hace un padre cuando inconscientemente no quiere que su hijo sea más que él?. Pues, simplemente no le pone reglas, no le pone límites, le exige en demasía, no le presta atención, le da lo mismo si está por mal camino o por buen camino. Dice que no es su responsabilidad.
¿En qué momento estos padres ilustres de la patria, se dedicaron a “hacer escuela”, “hacer semillero”, “tener discípulos”, a dejar su huella de vida y trascender en los que los seguían?.
Pues, al parecer ello nunca sucedió. No les interesó. Si pudiéramos resumir en unas cuantas palabras lo que hicieron los políticos que eran inteligentes sería: No quiero que me superes.
*Master en Comunicación Política y Empresarial
Psicoterapeuta Certificado en Análisis Transaccional
Especialista en Comportamiento y Desarrollo Organizacional.
Coach Certificado / Consultor
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